Los conocí en julio de 2013 y ya no concibo el verano sin los lebrillos de ponche del Tío Peroles (Abla). El lebrillo es el recipiente, tradicionalmente fabricado en barro, con forma de cono invertido que se elabora en diferentes tamaños. El ponche refresca, se presta al juego y la liturgia. Pero lo que más me gusta es que el lebrillo se sirve al centro y se reparte y comparte. Puedes pedir un lebrillo de ponche de 1 litro, 2, 4… y hasta de 10 litros, según lo grande que sea tu grupo o la “sed” que tengáis.
La terraza de la Posá del Tío Peroles, ubicada a 850 metros de altitud, es el sitio perfecto para disfrutar al fresco de la noche estival, entre Sierra Nevada y Sierra de los Filabres, de un lebrillo de ponche con amigos.
El ponche lleva vino, agua, azúcar, hielo y melocotón. Si no hay melocotón se puede sustituir por sandía, peras o manzanas. Así lo cuenta Antonio Herrerías, propietario y cocinero de la Posá del Tío Peroles, quien considera que el melocotón es la fruta que más sabor le da. Lo habitual es preparar en un lebrillo un litro por persona.
El ponche es una antigua tradición de los domingos de verano en Abla. De cuando no había cerveza ni se estilaban los infectos tintos de verano de hoy día. Los abulenses salían por la tarde a pasear por el campo y siempre volvían con algunas frutas recién recogidas del árbol. Se preparaba el ponche,se añadía la fruta troceada y se repartía entre los vasos de los tertulianos. En las casas o en los bares podían fácilmente dar salida tres o cuatro arrobas de vino, según cuenta Herrerías.
Aunque la tradición no ha llegado a desaparecer del todo (se sigue preparando en algunas casas y en La Merendica), Herrerías quiso recuperarla y potenciarla hace diez años cuando abrió su actual restaurante. Tiene como valor añadido que el vino es de producción propia. Los jóvenes abulenses que tapean en la Posá del Tío Peroles tienen cuerda para rato y seguro que mantienen viva la tradición muchos años más. La temporada de lebrillos de ponche acaba de comenzar y durará mientras haya melocotones.
Una última advertencia de Antonio Herrerías: “Sangría y ponche no son lo mismo. A la sangría la gente le echa de todo”. Más te vale tenerlo en cuenta.
Nota: La foto en blanco y negro la hizo el propio Antonio Herrerías en la puerta del bar de sus padres cuando tenía 18 años. La foto de abajo también ha sido facilitada por el restaurante abulense.
Posá El Tío Peroles C/ Azucena 11 Abla (Almería) [mappress mapid=”349″]