Almería es una tierra de contraste continuo, como nuestros weeky amigos. Vamos a hacer la prueba: desde Aguadulce, subamos a la vecina Enix y veremos como el paisaje y el clima cambia tan radicalmente que de estar en manga corta en la playa pasaremos lo más probable a abrigarnos y… hasta mojarnos con la lluvia. Pasen y vean
Qué veremos
Un pueblo de montaña, de calles en torrentera y paredes encaladas. Y donde el agua es protagonista como en sus lavaderos y fuentes. Para los niños, la calle principal termina en una pista deportiva, ideal para ir con el balón y darle unas patadas. Su iglesia tiene una curiosidad: una imagen de la virgen del Rosario, se dice que de ella que presidía la nave que capitaneaba Juan de Austria en la batalla de Lepanto.
Para comer
Enix y la gastronomía van parejos. Los caracoles, el conejo o los gurullos son solo ejemplos para quedarnos y degustar tan ricos platos. En el Avelina, al lado de la Iglesia, y en el Almería, de generosas raciones, en la calle Madrid que cruza el pueblo.
Excursiones
Podemos acercarnos a la barriada de El Marchal de Antón López, que dista solo ocho kilómetros de Enix y que se levantó en torno a las minas del Carmen que dieron lustre a Enix en el siglo XIX y que ahora están en ruinas, junto a las instalaciones que le dieron vida. Muy cerca también, pasado El Marchal por la carretera que llega hasta Alicún, veremos los molinos de viento, los primeros que se instalaron en Almería.
Localización: Enix
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