NOCHE DE CLUEDO almeria

Beires: Caquis, pan de mosto y minas

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Un pirata que se precie debe encontrar un lugar donde esconder sus tesoros y después trazar un mapa para poder llegar hasta él. Si ponemos en nuestro mapa de viaje la palabra Beires nos llevará sin duda a un lugar que parece el mejor secreto de la Alpujarra de Almería. Este pequeño municipio, el último antes de llegar a Fondón, nos ofrece un lugar de esos donde parece detenerse el tiempo.

Fuente Beires Almería

Beires

Al llegar, su calle principal nos lleva a un recoleto jardín donde un monumental caqui nos regala su fruta escarlata en otoño. El bar del pueblo, que hace a veces de sala de plenos, preside la minúscula plaza que nos hace ver la curiosa composición de la villa, partida en dos barrios por un tajo, el barranco de la Portada, lleno de vegetación. Entre las callejas, no es raro encontrarnos entre los jazmineros, parrales repletos de uvas. Una uva cuyo mosto sirve para realizar unos ricos panes dulces que venden en su panadería y que cuecen en horno de leña en la vecina Padules.

Castillo Beires Almería

Castillo Beires

Desde Beires, podemos tomar la carreterilla que la une directamente con otra de las joyas de la Alpujarra, Ohanes, y donde parta una pista de tierra que lleva a una área recreativa, la de El Arroyo, donde los árboles frutales vuelven a ser protagonistas en un ejemplo de jardín mozárabe (granados, higueras, olivos y almendros) nos acompañará hasta el área donde un arroyo parece brotar por encantamiento de las mismas entrañas de Sierra Nevada.

Al atardecer, en la cima, podremos observar los restos de su pequeña alcazaba y regalarnos la vista con uno de los ocasos más coloristas del país. Beires, antaño, fue una dinámica población minera que mandaba sus productos por cables teleféricos hasta la estación de Doña María del ferrocarril de Linares a Almería, en la otra cara de Sierra Nevada. Antes de llegar al Arroyo, una pista de tierra nos lleva contemplar las impresionantes ruinas de sus faraónicos cargaderos de mineral.

Lozalización: Beires

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Sobre el autor

Es el oteador de este galeón pirata. Catalejo en mano, nada más llegar a puerto, se adentra en terreno desconocido para descubrirnos enclaves espectaculares cuya existencia es ignorada, incluso, por los propios lugareños. Tiene el don de retratar en forma de dibujos aquello que ven sus ojos y que otros ni imaginan. Ahora bien, le pierden las fiestas populares y si coinciden con alguna de sus expediciones, su regreso puede durar días.